lunes, 23 de abril de 2012

DIOS, SUS MANDAMIENTOS Y UN REGALO

Muerte, desesperanza, violencia, depresión y soledad reinan hay en nuestro mundo.  El temor y la desesperación nos abrazan a cada instante y sin embargo no buscamos a Dios y si lo buscamos es para declararlo culpable de todos estos desastres. 
Vivimos en una sociedad en la que el individualismo y el uso de nuestra extrema libertad se han convertido en nuestro pan diario.  El "just do it" y el "se tu propio dios" son una de las filosofías de vida que mas adeptos atrae y mas rutinas provoca. 
Esta sociedad nos esta haciendo perder el  concepto de la existencia de Dios y en el mejor de los casos nos impone la imagen de un Dios castigador, rígido y alejado de toda clase de amor. 
Pensar en un Dios que pauto normas, es pensar hoy en un Dios opresor "rey de las prohibiciones" y solo interesado en coartarnos la libertad de "Ser" y asignarnos el castigo merecido a la hora de la desobediencia. 


¿Son los mandamientos de Dios una carga pesada que Dios nos impone?
NO. Que tan lejos de este sentido esta el propósito de Dios con sus mandamientos. Estos preceptos son una ayuda divina que alumbra el camino por el que transitamos.  Estas normas fueron establecidas para nuestro bienestar y el bienestar de la sociedad en su conjunto. El Creador sabe lo que nos conviene, y como desea que seamos felices y vivamos tranquilos en este mundo, nos muestra el comportamiento que debemos tener para llegar a nuestra meta de la felicidad y el bienestar.  De esta forma, mediante sus mandamientos, el Dios mal conocido por muchos, muestra su amor, interés y preocupación por la humanidad.  Lamentablemente el sistema no nos muestra esta verdad de Dios. 


Una persona que se oponga a cumplir alguno de estos mandamientos que son para beneficio propio y del prójimo termina causándose daño así mismo, al prójimo y hasta a la misma sociedad.  Esto es una ofensa a Dios que nos ama a nosotros y a los demás.  Las ofensas a Dios se llaman PECADOS. 


Todos en cierto punto ofendemos a Dios, ya sea de palabra o de hecho.  No hay una sola persona que no lo haya hecho en alguna ocasión (Romanos 3:10).  Quizá pensamos que no hicimos nada en contra de Dios directamente, pero actuar, pensar, desear y hablar en perjuicio de otra persona, llevados por el sentimiento del individualismo es ofender a la persona y Dios que la ama.  Esta ya es tomado como pecado.  Pecar es la desobediencia voluntaria a las leyes de Dios que están para nuestro bien.  Este es otro punto importante para lo que Dios dio los mandamientos.  Ellos hacer darnos cuenta que todos en alguna manera y en cierta forma ofendemos a Dios, convirtiéndonos de esta forma en pecadores (1 Juan 1:8).  Esta condición de pecador nos mantiene separados de Dios (Romanos 3:23).
Jesús vino a esta tierra por pasión por nosotros, fue engendrado sin pecado, vivió sin pecado y llego a la muerte y muerte de Cruz solo por amor, sin abrigar pecado alguno y cumpliendo, como nunca otro, con todos los mandamientos establecidos por Dios.  Fue el único puro viviendo bajo este cielo.
El, el puro y santo, tomo el lugar que merecíamos como pecadores, la muerte.  Se entrego voluntariamente para morir en lugar nuestro y por nosotros.   Nadie le obligo, el lo hizo por amor a ti, a mi, a la  humanidad.  En su cuerpo llevo todo lo que merecíamos, todas las ofensa del mundo estuvieron sobre El, sin merecerlo (Isaias 53).  Toda la maldad, las enfermedades, la soledad, el odio, desesperanzas, amarguras, malas palabras, mentiras, rencores, disensiones, malos pensamientos, insultos, injurias, robos, violaciones, e injusticias molieron su cuerpo inmerecidamente.  Ese era nuestro lugar, pero gracias a El y lo que hizo por nosotros, hoy tenemos libre el camino al cielo. 
La separación del pecado se rompió por este sacrificio y a nuestra disposición esta el regalo mas grande que pueda existir jamas, el cielo, privilegio de estar eternamente abrazado a Dios, libres de la muerte y el infierno. 


¿Quieres saber como hacer para obtener este regalo?
No hay nada que podamos hacer para obtener este regalo, ninguna obra nos hace merecedores de esta dádiva.  La Biblia declara en Efesios 2:8-9: "porque por gracia sois salvos por medio de le fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras para que nadie se glorié". O sea que por nuestros esfuerzos no lograremos nada, por mas que lo intentemos. 
Sencillamente tienes que creer, tener fe que esta historia es real, que en algún momento infringiste algún punto de los mandamientos, haciendo merecedor de la muerte e inmerecedor de la vida eterna.  Pide perdón por esto, confiando en que Dios dice que "si confesamos nuestros pecados el es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9).  Reconoce de todo corazón que Jesús es el Hijo de Dios que padeció y murió en nuestro lugar, acéptalo en tu vida y apropiate de esta forma del regalo de la vida eterna que Dios tiene preparado para ti junto a El.  De esta manera pasas a ser Hijo suyo; "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios" (Juan 1:12). 


Querido lector, tomate unos minutos para hablar con Dios y obtener este obsequio. 
Ahora que ya eres hijo de Dios ¿no crees que muchas  de las cosas que suceden a nivel mundial son como consecuencia de haber olvidado los mandamientos de Dios y haber centrado nuestros pensamientos exclusivamente en hacer lo que desea nuestro "yo"? Quizá no podamos cambiar el mundo, pero tu, querido lector, y yo, podemos hacer la diferencia.  Cumplamos sus mandamientos y veamos los resultados.  Hoy es nuestra decisión.


TOMADO DE MENSAJE DE PAZ  NUMERO 340 - MARZO 2009

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